jueves, 5 de enero de 2012
Ya nada es igual.
Sin saber por qué, todo lo que creías que iba como las rosas para a ser la peor de tus pesadillas. Pasas de tenerlo todo, a no tener nada. De ser la más querida de la casa, a ser la cria rebelde que no sabe hacer otra cosa que salir de fiesta. Pasas de meterte a la cama a las diez y media de la noche, a quedarte hablando con esa persona que te gusta. De que todo te haga ilusión, a que no te importe nada. Pasas a esa etapa en que pasas de todo. A esa etapa en que todo te da exactamente igual. O eso es lo que piensan los demás. Pero tú sabes que no es así. Sabes que en el fondo todo te importa demasiado. Te importa tanto que a veces incluso no duermes por pensarlo. Sabes que aunque todo esté mal siempre hay un lado positivo. Que aunque no tengas nada, eres feliz con eso poco. Que tu disfrutas saliendo de fiesta y a quien no le gusta que no mire. Sabes que en el fondo dormirte a las diez y media de la noche es lo que más te apetece...pero sobre todo sabes que nada será igual, que ya nunca te despertarás con esa alegría como cuando eras pequeña, te das cuenta que en tu familia las cosas no van bien, y que lo que más quieres es que todo vuelva a ser como antes. O al menos para algunas cosas. Sabes que lo hechas de menos.
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