miércoles, 24 de abril de 2013

No recuerdo su voz ¿sabes? No recuerdo como se reía, ni como me daba las buenas noches. No recuerdo su tono de enfado, ni el de su alegría. No me acuerdo de sus besos... pero aún así, no sé por qué, les necesito. Si no fuera por vídeos no sabía como sería su carácter. O ni siquiera me acordaría de muchos momentos. Y es que no me extraña nada... fue hace demasiado tiempo y yo, una enana sin aún sentido común ahí estaba aguantando la situación. A veces recurro a los sueños para poder estar un rato a su lado, cada vez... no sé por qué, menos frecuentes. Y eso no me gusta. Si fuera por mi todos los días haría un hueco para disfrutarla. Si hubiera dependido de mi, habría hecho todo lo posible para que aún siguiera aquí. Se que muchas personas esto no lo valoren, puede que hasta piensen que tengo suerte. Pero no. De suerte nada. Porque no sabéis como es vivir sin una persona tan primordial en la vida de alguien. Más de uno me entenderá. Más de uno sabrá qué sentimiento es. Más de uno se dará cuenta de que esto no es un simple vacío existencial de un momento exacto, porque más bien es algo que lleva persiguiéndome desde los 5 años.
Y dime: ¿Quién te ha dado el permiso para meterte en mi vida? ¿Quién te ha dejado opinar sobre mi? ¿O tomar por mi las decisiones? No me conoces. No tienes derecho a criticarme ni mucho menos a decirme lo que hacer. Sabes mi presente, pero es que no sabes mi pasado. Puede que me veas ahora mismo llorando, pero es que no sabes que me puede haber pasado. Puede que me veas gritando, pero no tienes ni la más mínima idea de por qué. Puedo estar enfadada, puedo reír, puedo saltar, desahogarme, decir lo que pienso, pero tú no tienes ningún derecho a cuestionar las cosas que haga, ni a sacar tus propias conclusiones. Si quieres puedes preguntarme por qué hago todo lo que hago, pero no te aseguro que te diga la verdad. Es más, puede que ni siquiera te conteste algo razonable. Simplemente te dejaré con cara de subnormal pensando en qué coño habré querido decir con eso. Porque tengo todo el derecho del mundo a guardarme mis secretos para mí y para los míos. No tengo por qué contarle mis problemas, situaciones, logros o desgracias a nadie. Porque es que una cosa tengo clarísima, y es que a una persona que se lo cuente a la milésima de segundo ya lo saben cinco.

sábado, 20 de abril de 2013

Muchas veces me quedo mirando a un punto fijo. Caminando por mi mundo de ilusión, pensado en mis cosas. En ocasiones, pensando como sería mi vida perfecta: sin malentendidos con nadie, sin peleas ni picadas, sin gente falsa, con todo el mundo al que aprecio feliz y yo feliz con ellos. Pero es que eso es imposible. No digo que sea imposible conseguir esas cosas, digo que es imposible conseguirlas todas a la vez porque siempre en algún momento falla una cosa u otra. Pero si hay algo que está claro es que no se puede tener todo. De pequeña, me solían decir que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita, pero es que esto no me lo puedo aplicar ahora mismo, porque yo estas cosas las necesito, las necesito todas y más. No estoy pidiendo cosas materiales, estoy pidiendo felicidad y una vida algo más sencilla (aunque solo algo, pues se que lo que hace que la vida sea deseable es que tenga sus momentos complicados). Estoy pidiendo algo necesario para estar y pasar bien el día a día. Yo no necesito objetos para ser feliz, solo esa gente que quiero y esas relaciones sin problemas, nada más.
Déjate guiar por tu instinto. Deja que suceda lo que tenga que suceder. No pienses. Guíate por las sensaciones. Escucha a tu corazón, pero no te olvides de tu cabeza. Siente. Pero recuerda que tienes que tener uso de razón. Disfruta. Ama. Odia. Haz lo que te apetezca en ese momento. No dejes que nadie te pare. Tú solo tienes las riendas de tu vida. Tú solo tienes el control. Tú solo puedes hacer que un momento insignificante sea especial. Valora lo que tienes e intenta no perderlo, aunque si da la casualidad de que no queda otra que dejarlo ir, olvídate de ello. Vive la vida como si fuese la última. Da igual el tipo de creencia que tengas, da igual si crees en la reencarnación, en la existencia de un mundo más allá de este o incluso si sabes que esto será lo único. Da igual, tú disfruta. Déjate llevar por la vida y por todo lo que traiga con ella. Por que si algo es seguro en este mundo, es que todo se va a acabar, es que todos, tarde o temprano vamos a morir. Y después, no se sabe. Así que, ahora toca vivir el momento.

.

Sí, esa sonrisa. No sé por qué pero cada vez que la veo me alegra el día, me lo llena de felicidad. Me transmite seguridad y locura al mismo tiempo. Me da sensación de bienestar. De pequeña me solían decir que era al revés. Que era mi sonrisa la que transmitía felicidad a los demás. Pero no se por qué hoy es la tuya hace que me sienta bien conmigo misma, hace que piense que todo va bien por un instante, por muchos problemas que tenga en ese momento. Hace que me olvide de todo. Te pido un favor: No la cambies, porque vale millones, no dejes que nadie te la quite, no la pierdas, cuídala. Transmítesela a los demás, deja que vean lo genial que es, aunque bueno... con una condición: Que me prometas que por ahora seguirá siendo solo mía.

Tú.

Hoy es uno de esos muchos días en los que me pongo a recordar momentos de mi infancia. Sentimientos. Y sobre todo, personas. Una en especial. Alguien a quien me hubiera gustado tener aquí ahora mismo. Alguien a quien no me sobrarían ganas de besar ahora mismo. Ni de abrazar. Ni de hablar de miles de cosas. Alguien a quien la preguntaría miles de dudas. En quien podría confiar. No sabéis lo duro que es haber crecido sin ella, no sabéis lo duro que es seguir viviendo sin ella. No tenéis ni puta idea... de lo mucho que la hecho de menos.

Familia.

Después de todo, tu familia será la única que te acoja por muchos errores que hayas cometido en tu vida. Será la única capaz de decirte te quiero sin miedo a la respuesta. Y la única que te dirá las cosas a la cara cuando no les guste algo que haces. Te dirá, cariño que guapa estás hoy con la más sinceridad posible, sin mentiras. Te protegerá de todo. Yo solo te digo: cuídalos, diles lo que sientes, aprovecha esos momentos con ellos, por que nunca sabrás cuando será tarde para ello, nunca sabrás cuando será el último momento que tengas a su lado. Disfruta de ellos, porque saben lo que te gusta, porque saben lo que quieres en cada momento, porque te conocen mejor que nadie. Quiérelos, por muchas veces que te hayan hecho enfadar, por muchas discusiones que hayáis tenido, por muchos malentendidos. Y sobre todo, diles cuanto les quieres y aprecias, nunca sabrás cuando te puedes arrepentir de no haberlo hecho.