martes, 7 de mayo de 2013

De pequeña me solían decir: "Quién bien te quiere te hará llorar". Yo no entendía esto. Me solía preguntar: "¿Pero qué decís? ¿Cómo me va a hacer llorar alguien que me quiere? ¿No se supone que si me quiere no me quiere ver sufrir ni nada por el estilo?". La verdad es que nunca entendí esa frase, y la verdad es que la sigo sin entender muy bien. No la entiendo, pero sin embargo se que es completamente cierta. Seguro que a vosotros también os ha pasado eso de tener un mal día en el que no quieres hablar con nadie, ni quieres que te hable nadie. Un día de esos en los que quieres estar metida en tus asuntos porque estás demasiado sensible y borde. Y de repente viene alguien importante para ti. Te habla. Tú, no le quieres contestar mal. Te pregunta. Lo intentas con todas tus fuerzas. Pero es que el mal día puede contigo, y lo acabas haciendo. Como producto del enfado no te das cuenta cuando lo dices, pero cuando pasan unos segundos sientes un nudo en el estómago. Y ese nudo va subiendo poco a poco. Y llega a tu garganta. Ahora quiero que imagines una cosa: imagina que esa persona es tu abuela. ¿Cómo te sientes? ¿Cómo te sientes al saber que una de las personas que más te quiere te ha venido a decir algo con toda la buena voluntad del mundo y tu te has mostrado así con ella? Pues yo me siento mal. Y pienso: "Llegará el día que no la tenga. También llegará ese día en que no me cante. Llegará el día en que no me ofrezca chocolate, ni un poco más de pastel. Llegará ese día en que todas sus broncas acabarán en mi memoria y olvidaré su voz. Ese día en el que echaré de menos todo, absolutamente todo, de ella. y no lo podré recuperar." Y ahora tú, piensa. ¿No es para llorar? ¿No es para que ese nudo que se te forma cuando la contestas mal te vuelva en este mismo instante? Dime, ¿de verdad no tienes ese nudo ahora mismo? ¿de verdad no te dan ganas de abrazarla?

3 comentarios: