lunes, 17 de junio de 2013

Es oro.

¿Cuántas veces hemos estado hablando completamente en serio pero por el simple hecho de que no estábamos frente a frente la otra persona nos a tomado a broma? Esto es lo que suele pasar cuando se dicen las cosas y no se dicen a la cara. En mi opinión, las cosas de suma importancia se deberían decir de frente, para que así  los ojos ayuden a sentir que lo estamos diciendo de corazón. Siempre he estado segura de que los ojos son la ventana del alma. Se puede saber el dolor y sufrimiento que tiene una persona solo con mirarlos. Se puede saber que está enamorada solo con su iluminación. Se puede saber cuándo está decepcionada, o incluso molesta. En estos últimos años hemos pasado de decir te quiero's a escribirlos. Y a través de una simple pantalla sentimos más escalofríos que si nos lo dicen a la cara. Nos hemos acostumbrado mal, demasiado mal. ¿Dónde han quedado las visitas inesperadas, los susurros al oído, las sorpresas, los besos robados y las sonrisas que nuestros abuelos tenían cuando eran jóvenes? Pues la cosa es sencilla y clara: las visitas se han cambiado por los "en linea" y por pasarte horas "hablando" con esa persona, los susurros ahora son simples palabras escritas, las sorpresas se han cambiado por si te habla o no te habla y los besos robados y las sonrisas son solo unos muñequitos o símbolos resultado de un convenio.
Y esto es así. Yo no digo que las nuevas tecnologías sean malas, más bien es todo lo contrario: te ayudan a hacer las cosas más rápidas e incluso sin moverte de casa pero es que lo hemos fusionado todo. Hemos empezado a usarlas hasta para temas del amor. Lo que he dicho antes, nos conformamos con un buenos días escrito mal y rápido, con una despedida surrealista e incluso llegamos a aceptar besos escritos. Llegará un día en el que una relación de base en si te ha escrito un whatssap o no, en si se ha despedido diciéndote te quiero aunque no sepamos si es verdad o no, e incluso en decir lo que sientes a través de esa pantalla y de esas letras. Llegará el día en que nos digan que somos el amor de su vida y nos lo creamos sin haber visto el brillo de sus ojos, o sin haber escuchado sus palabras trabadas por los nervios. El día en que discutamos por un mal entendido de si lo ha leído bien o mal o por si esta "en línea" y no nos habla. Ese día, no sabremos el sabor de los besos de reconciliación, ni de los escalofríos que se sienten cuando te hacen cosquillas. No sabremos decir te quiero a la cara ni sabremos como suenan esas palabras dichas al oído. No seremos capaces de disfrutar todo lo que significa el amor. Y lo que más pena da de todo es que ese día, ese futuro no llegará muy tarde. Quién sabe, igual nuestros propios hijos serán esa generación. No os engañéis, disfrutad de las cosas buenas de la vida. Disfrutad de lo mejor que se nos a dado, no lo desperdiciéis, no lo cambiéis, porque es oro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario